Hoy, mirando tu llanura desde lejos,
me soñé perdido en ella, entre encinares
grotescos, bordados a trazos de alcornoques viejos
y jarales claros que, con los tomillos
y los retamales, forman monte bajo,
entre los pizarros canchales dispersos.
Hoy, sólo por un rato me sentí contento
y soñé que estaba entre aquellos pueblos
perdidos, lejanos, callados, serenos;
de casitas blancas y marrones zócalos,
de corrales amplios y rojizos techos.
Donde labora la madre amorosa
de brazos curtidos y pechos repletos.
Hoy vi a aquellos hombres labrando ese campo
que, aunque se les niegue, siempre será de ellos.
Mimando la tierra, sembrando esperanzas,
segando con rabia pesimismos viejos.
Mirando, entre sueños, me ahogué en un suspiro…
Hoy, por un instante, me sentí uno de ellos.
Vitoria, 1985.
Pues sabes? Qué te puedo decir. Lejos de hacerte un comentario de texto, Dios me libre y me guarde, que la única vez que me lo pediste, y sin llegar aún a hacerlo, ya me estabas criticando.
Pero, sin haber leído todo, sino unas cuántas partes, te diré sencillamente que sin duda, éstos, son los mejores. En sentido literario y en la vida. Los poemas son hermosos (punto, no me extiendo). Y éste es el extremeño, y no el vasco trucho. (Trucho= lunfardo uruguayo que significa falso)
Por cierto, me olvidaba. No leo más de lo tuyo, porque ahora sí me has hecho saltar las lágrimas.
Así que, me voy a leer los cuentos de tu hijo.
Musutxu